Retahílas
Autora: Carmen Martín Gaite (1925-2000)
Editorial: Siruela, Libros del tiempo (Biblioteca Carmen Martín Gaite)
Género: Realista (años 50)
Argumento:
En el pazo familiar de Louredo, tía (Eulalia) y sobrino (Germán) coinciden cuando acompañan a la abuela y bisabuela respectivamente mientras agoniza. Conversan ambos durante una noche de agosto y se cuentan sus vidas y sus experiencias.
La novela está formada por seis capítulos centrales monologados alternativamente por cada uno de los dos protagonistas: Eulalia y Germán, a los que se añaden un preludio y un epílogo narrados en 3ª persona.
Cuenta el preludio la llegada de Germán al pazo familiar, donde no había estado desde los tres años, para acompañar a su bisabuela moribunda, Matilde, marquesa de Allariz. La anciana vivía en Madrid y su nieta Eulalia la ha trasladado a Galicia para que muera allí. Lleva siempre a su lado un baúl de recuerdos, su memoria. La hija de Matilde, Teresa, madre de Eulalia, tenía un carácter débil. Su marido la dominaba. Tuvieron dos hijos, Eulalia y Germán (padre). A la muerte de Teresa, el marido se despreocupó de sus hijos y se trasladó a América. Se casó de nuevo, pero mató a su mujer y se suicidó.
Eulalia tiene 45 años y está separada de su marido desde hace diez, pero lo recuerda constantemente. No tienen hijos. Germán, padre del sobrino, con quien habla, quedó viudo cuando sus hijos eran pequeños. Entonces se casó con la institutriz, Colette, con quien Eulalia no se llevaba bien y los hijos no la quieren.
A lo largo de la noche, en el salón del pazo, Eulalia cuenta a su sobrino los momentos más importantes de su vida. Le habla de las lecturas de su infancia, de la muerte de su madre, de la amistad con su cuñada Lucía, madre de Germán y de su hermano Germán. Sigue hablando del fracaso de su matrimonio con Andrés, de sus amigos y de su viaje a la India. Cansada por lo avanzado de la noche, se queda dormida sobre Germán.
En las retahílas de su sobrino conocemos cómo ha llegado a Galicia procedente de la costa catalana. Antes había estado en Londres, pero se aburría. Había pasado la noche anterior con su amigo Pablo y le llegó el telegrama de su tía Eulalia, tomó el avión para Madrid y después para Galicia. Habla de su madre, de su padre y de su madrastra, de su amigo, de su hermana Marga y de su novia Esther. Se siente feliz en la comunicación con su tía Eulalia.
Juana Failde, la criada, vive en el pazo desde los 7 años. La abuela pidió que la trataran como a uno más de la familia. Tiene la misma edad que Eulalia, pero está mucho más avejentada. Dispone de plenos poderes en la casa, pero no los usa. Cuando tía y sobrino se duermen después de sus retahílas alternadas, Juana entra para anunciar la muerte de Matilde . Son las cinco menos diez de la madrugada.
Crítica:
Carmiña quiere con esta obra tratar un tema muy importante: la búsqueda del interlocutor y de la conversación. Caracteriza las conversaciones como hogueras de San Juan alimentadas por palabras. A modo de retahíla, un juego de niños, los dos personajes van desgranando parte de sus vidas mediante el salto continuo de ideas y la unión de ellas. <<La elocuencia no es sólo del que habla sino también del que escucha>> dejaba claro Gaite. Y así es, los personajes van turnándose el puesto de interlocutor y hablante adoptando las dos posturas y mediante la escucha y la atención frente a la conversación, se gestan las retahílas.
A lo largo de la obra, Carmen va haciendo referencias a aspectos propios del psicologismo: La superación del tiempo, el arrepentimiento al no tener hijos, el miedo a la soledad, al silencio, el amor… Lo que más caracteriza este grupo de monólogos, donde el lector encarna el papel del personaje que escucha (A veces Eulalia, a veces Germán), es la compatibilidad que poseen entre ellos los dos protagonistas. Eulalia ve en Germán toda su amistad con la madre de éste y su falta de contacto y relación con el padre, tocayo del sobrino. Por su parte, Germán ve en su tía la falta de su madre y el rencor que siente hacia una madrastra que no es mala, pero que intenta decidir por él y compararse y con la fallecida madre.
Mediante las retahílas, los dos adultos vuelven a ser jóvenes y niños ocultándose en la noche, al otro lado de la ventana, del caballo de la muerte que viene para llevarse a su abuela. Es tal, que Juana, al salir de la habitación donde yacía el cuerpo ya muerto de Matilde, cree que tía y sobrino, siguen siendo niños hasta que ve cómo aparentan unos cuarenta años.
Néstor
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